Señor, no me desprecies

Señor, no me desprecies de Miguel de Unamuno Señor, no me desprecies y conmigo lucha; que sienta, al quebrantar tu mano la mía, que me tratas como a hermano, Padre, pues beligerancia consigo de tu parte; esa lucha es la testigo del origen divino de lo humano. Luchando así comprendo que el arcano de tu poder es de mi fe el abrigo. Dime, Señor, tu nombre, pues la brega toda esta noche de la vida dura y del albor la hora luego llega; me has desarmado ya de mi armadura, y el alma, así vencida, no sosiega hasta que salga de esta senda oscura.

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