Protoevangelio

Individualización de los protagonistas

La serpiente

Se la considera como la verdadera culpable (3,13), a la que se maldice sin darle lugar a excusas. En su conversación con la mujer aparece como un ser enemigo de Dios, como si fuera un teólogo sutil que interpreta la prohibición de Yahvé de comer el fruto del bien y del mal en el sentido de que Dios temía perder el privilegio que gozaba Él solo de ser el único Dios. En el castigo que se le da, Dios se pone indirectamente de parte de la mujer, y corta definitivamente las relaciones amistosas que existieron entre ambos.

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