Modernismo (teología)

Introducción

En definitiva, el modernismo fue una corriente intelectual que se proponía dar influjo a la ciencia moderna y a la filosofía dentro de la doctrina de la fe (dogmática) y de la exégesis bíblica, algo similar a la llamada teología liberal dentro del protestantismo. El origen de la crisis modernista está vinculado al movimiento democrático que apareció en los medios eclesiásticos y la renovación de la teología en los institutos católicos. Por ello, y fundamentándose ideológicamente en la filosofía subjetivista de Immanuel Kant, en el positivismo de Auguste Comte, en el inmanentismo de Friedrich Schleiermacher, en el intuicionismo de Henri Bergson y en el racionalismo bíblico, los modernistas intentaron explicar el origen de la religión en el hombre en los términos de una experiencia íntima: Dios no es objeto directo de la ciencia y de la historia, sino sólo de la fe y del sentimiento. Para el modernismo, la revelación es la concienciación de esta necesidad religiosa inmanente, objetivada en el portador de la revelación, que es el profeta. Ésta, al comunicarse a otros, forma la comunidad de los creyentes: la Iglesia. Cuando estas objetivaciones se fijan en la historia, resulta la tradición. El dogma sólo es la relación existente entre las fórmulas religiosas establecidas y la experiencia personal religiosa, y de aquí que siempre deberá adaptarse al ritmo del progreso cultural.

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