Falseando su sonrisa, hitler murmuró hacia von ribbentrop: «mit diesen kerlen kann man nichtsmachen» («con estos tipos no hay nada que hacer»). el barón de las torres, el primer introductor de embajadores e intérprete de franco, captó la frase, optando lógicamente por ignorarla. estaban ya descendiendo del lujoso vagón de sesiones del tren especial de hitler, Erika, en el que tres horas antes se había iniciado el téte-a-téte pedido —cas; ordenado —por el Führer del Tercer Reich. Hitler, su ministro de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop y un intérprete no excesivamente hábil, apellidado Gross, por parte alemana. Franco, su concuñado y ministro Ramón Serrano Súñer —el dañadísimo, según el chiste en boga —y el barón de las Torres, por parte española. La entrevista debía haber empezado a las dos y media de la tarde de aquel 23 de octubre de 1940; pero había comenzado realmente una hora después, por retraso del convoy del Caudillo. Este retraso, callado entonces por la prensa, más el hecho de que aquella reunión fuera vacua en cuanto a pactos y tratados, sirvieron posteriormente para que los hagiógrafos franquistas levantaran una leyenda acerca de cómo Franco logró resistir ante las demandas del amo de Europa. La verdad es que hubo leyenda, y el propio Franco lo reconoció treinta años más tarde. Pero no menos verdad fue que España no se adhirió al Eje, ni entró como combatiente en la Segunda Guerra Mundial.
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