Intencionalidad

Introducción

Originada conceptualmente en el contexto de la filosofía medieval, la intencionalidad o intentio tenía el sentido de tender hacia algo; en el ámbito teológico, el hombre hacia Dios, y en el del conocimiento, el sujeto al objeto. Es, sobre todo, en este último campo que el concepto de intencionalidad ha progresado hasta su destacada posición contemporánea en la escuela fenomenológica. Bajo la influencia de Franz Brentano, que fundamentaba su psicología de los sentimientos en la intencionalidad o proyección hacia un objeto, el creador de la fenomenología, Edmund Husserl, adoptó este concepto para completar y afinar su análisis de la conciencia, a la que desde entonces comprendió como centro de emanación de intencionalidad hacia los objetos, o lo que es lo mismo, conciencia interesada en el mundo. La caracterización de la conciencia como conciencia intencional comporta profundas modificaciones en el seno de la tradición subjetivista del conocimiento, pues la conciencia pasará de pura unidad previa del sujeto que fundamenta lo existente, cogito cartesiano, a devenir unidad subjetiva que se sabe por naturaleza inscrita en el mundo e inevitablemente interesada por él. Con el concepto de intencionalidad se vinculan, pues, de un modo más perfecto los dos polos irreconciliables del conocimiento, sujeto y objeto, en una estructura que, si bien parte del sujeto, coimplica ambos extremos. El término es también frecuentemente utilizado en ética para referirse a lo que induce a realizar el acto voluntario.

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información