Fleming. Un arma llamada penicilina

Un suceso casi fortuito

En el campo de la lucha contra la enfermedad, 1928 es una fecha fundamental merced a un hecho casi fortuito que aceleró el descubrimiento de lo que el químico alemán Paul Ehrlich denominaba «bala mágica», y que en esta ocasión dio plenamente en el blanco, que no era otra cosa que el agente o agentes de la infección: la penicilina.

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