El Estado de Israel

Introducción

Cuando agonizaba, Franz Kafka soñaba con Palestina. Decía a la última mujer de su vida: «vámonos a Jerusalén, y allí trabajaré de jardinero...». luego, temiendo que se confundiera su ansia con una forma poética de lirismo, añadía: «o de camarero, o de lo que sea...». Cuando Franz Kafka murió (1924) había en el mundo unos quince millones de judíos, la mayor parte de ellos en Europa. Vivían diariamente la sensación de exilio: formaba parte de su vida cotidiana y de su lamentación. La frase «el año que viene, en Jerusalén» es del profeta Isaías, unos 700 años a.C., y sigue estando en sus oraciones. Es la consigna del sionismo: una fuerza milenaria que comenzó a tener valor político a finales del siglo XIX, que cuajó con la proclamación del estado de Israel en 1948 y que vive a finales del siglo XX una considerable angustia dentro de una zona ensangrentada, móvil y en una perpetua agitación. Mucho dolor, muchos muertos, propios y ajenos: una historia de rudeza y crueldad que es parte de la historia del mundo en este final de siglo XX. Está sin dirimir.

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