El casamiento engañoso

El casamiento engañoso de Miguel de Cervantes Saavedra Salía del hospital de la Resurrección, que está en Valladolid fuera de la puerta del Campo, un soldado que por servirle su espada de báculo y por la flaqueza de sus piernas y amarillez de su rostro mostra ba bien claro que aunque no era el tiempo muy caluroso debía de haber sudado en veinte días todo el humor que quizá granjeó en una hora. Iba haciendo pinitos y dando tr aspiés como convaleciente, y al entrar por la puerta de la ciudad vio que hacia él venía un su amigo a quien no había visto en más de seis meses, el cual, santiguándose como si viera alguna mala visión, lle gándose a él le dijo: –¿Qué es esto, señor alférez Campuzano? ¿es posible que está vuesa merced en esta tierra? ¡Cómo quién soy, que le hacía en Flandes, antes terciando allá la pica que arrastrando aquí la espada! ¡Qué color! ¡qué flaqueza es ésa! A lo cual respondió Campuzano: –A lo [de] si estoy en esta tierra o...

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