Don Quijote, Segunda Parte: Capítulo XXVIII

El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha: De cosas que dice Benengeli que las sabrá quien le leyere, si las lee con atención de Miguel de Cervantes Saavedra CUANDO el valiente huye, la superchería está descubierta, y es de varones prudentes guardarse para mejor ocasión. Esta verdad se verificó en don Quijote, el cual, dando lugar a la furia del pueblo y a las malas intenciones de aquel indignado escuadrón, puso pies en polvorosa, y, sin acordarse de Sancho ni del peligro en que le dejaba, se apartó tanto cuanto le pareció que bastaba para estar seguro. Seguíale Sancho, atravesado en su jumento, como queda referido. Llegó, en fin, ya vuelto en su acuerdo, y al llegar, se dejó caer del rucio a los pies de Rocinante, todo ansioso, todo molido y todo apaleado. Apeóse don Quijote para catarle las feridas; pero, como le hallase sano de los pies a la cabeza, con asaz cólera le dijo: -¡Tan en hora mala supistes vos rebuznar, Sancho! Y ¿dónde hallastes vos ser...

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