Dinastía justiniana

Antecendentes

La corrupción de la administración del Imperio bizantino, las intrigas y luchas civiles dentro del mismo, junto con la agitación religiosa y la ruptura material y espiritual con Occidente, hacia finales del s. V, determinaron que el último Emperador de la dinastía tracia, Anastasio I (491-518), orientase su política hacia los territorios orientales del Imperio. Muerto Anastasio, ocupó el trono el jefe de los guardias de palacio, Justino I (518-527), con el que se implanta la dinastía Justiniana (518-610). El nuevo Emperador fue elegido a los 68 años de edad por el Senado y el pueblo de Constantinopla. Procedía de una familia rural macedónica de la comarca de Skupu (Skopje); era inculto, pero de carácter recto. Debido a su propio esfuerzo, alcanzó prestigio en el ejército, durante las campañas de Anastasio, y de la jefatura militar pasó a regir el Imperio.

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