¡Adentro!

¡Adentro! de Miguel de Unamuno In interiore hominis habitat veritas. La verdad, habríame descorazonado tu carta, haciéndome temer por tu porvenir, que es todo tu tesoro, si no creyese firmemente que esos arrechuchos de desaliento suelen ser pasajeros, y no más que síntomas de la conciencia que de la propia nada radical se tiene, conciencia de que se cobra nuevas fuerzas para aspirar a serlo todo. No llegará muy lejos, de seguro, quien nunca sienta cansancio. De esa conciencia de tu poquedad recogerás arrestos para tender a serlo todo. Arranca como de principio de tu vida interior del reconocimiento, con pureza de intención, de tu pobreza cardinal de espíritu, de tu miseria, y aspira a lo absoluto si en lo relativo quieres progresar. No temo por ti. Sé que te volverán los generosos arranques y las altas ambiciones y de ello me felicito y te felicito. Me felicito y te felicito por ello, sí, porque una de las cosas que peor traer nos traen - en España sobre todo –...

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